El romanticismo del otoño

Francis Castell. Volvió el calendario a querernos regalar una de las procesiones más románticas de cuantas se celebran en nuestra ciudad. La Virgen del Rosario de los Montañeses se reencontró con el recién estrenado otoño, paseándose por el centro de Jerez entre nubes de incienso, olor a castañas asadas y bajo los acordes musicales de la Banda de Música del Maestro Dueñas, de la vecina localidad de El Puerto de Santa María. Y con Ella estuvieron, un año más, sus devotos, y los cofrades de la Oración en el Huerto, y los del Santo Crucifijo de la Salud y la representación de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Jerez, y la gente de Eduardo Biedma y, por supuesto, los dominicos.
Y este año, con más público, por la coincidencia con la salida extraordinaria de la Hermandad de la Soledad, pero sin perder ese halo de finales del siglo XVIII, que confiere prioridad a los sentimientos.