ABC. ¿Cuándo entrará la Macarena? Era la pregunta del millón. Ni el hermano mayor sabía responderla: «Entrará cuando Ella y la gente quieran», indicó en los días previos a ABC de Sevilla. No obstante, la hermandad había comunicado al Cecop que el horario previsto de entrada del palio de la Esperanza era a las 7.30 horas de la mañana. La Virgen llevó un buen ritmo durante toda la procesión de regreso e incluso con un adelanto de 45 a 30 minutos respecto al horario oficial, aunque finalmente llegó al atrio a las 7.20 horas. Al alba, cuando el sol comenzaba a asomarse en el cielo, hacía su entrada la Esperanza en la basílica. Pasaban las 7:40 horas, cumpliendo el horario previsto, y los primeros rayos de sol iluminaban el rostro de la Esperanza.
La multitud que acompañó a la Macarena en su recorrido por la Ronda Histórica no cesó cuando la Virgen llegó a la parte intramuros del itinerario. En la calle Madre Isabel de la Trinidad, donde visitó la casa natal de Santa Ángela de la Cruz, no cabía un alfiler, después de vivir ese momento histórico en la basílica donde coincidieron tres Vírgenes coronadas: la Esperanza Trinidad –en el paso de San Juan Bosco–, María Auxiliadora y la Macarena. Tampoco cabían en la Plaza del Pelícano o en las calles Juzgado, Moravia y la parroquia de San Julián, adonde llegó a las cuatro de la mañana.
El paso de la Esperanza por las callejuelas de San Julián fue hermosísimo, con los balcones repletos de mantones de manila, y la llegada a San Julián, apoteósica. A los sones de «Madre Hiniesta» saludaba a la Virgen del Rosario, que estaba en un altar en el lateral de la parroquia. Luego, sonó «Hiniesta» de Peralto y una petalada la recibió en la puerta de ojiva, bajo la cual estaba la Hiniesta gloriosa.
El recorrido por la calle San Julián fue algo más despejado de público y, cuando llegó a la calle Macarena, junto a la muralla, se desbordaron las emociones a los sones de «Campanilleros». La banda del Carmen de Salteras no cesó de interpretar marchas, a pesar de la cantidad de horas, y a un nivel altísimo en todo momento.
La cantidad de público iba menguando poco a poco, aunque la Virgen nunca fue sola. Cruzaba Aniceto Sáenz, la Plaza del Pumarejo y San Luis, para llegar a su antigua casa de San Gil, donde entró pasadas las seis y media de la mañana. En esos momentos, el cielo clareaba.
Con la aurora salía de San Gil y poco a poco se fue acercando el final de la procesión. Ya de amanecida, con la candelería gastada, y con los alrededores de la basílica atestados de público, llegó la Esperanza. A los sones de «Macarena» de Abel Moreno pasaba por al lado del azulejo de la San Luis, engalanada para la ocasión. Con «Pasa la Virgen Macarena» llegaba al atrio, a eso de las 7.20 horas. Y, como no, «Coronación de la Macarena», aquella música que le compusiera Pedro Braña hace 50 años y que, cada vez que suena, sigue levantando ovaciones al paso de la Esperanza. Antes de entrar en la basílica le fue interpretada «Aniversario Macareno».
Han sido veinticuatro horas de Esperanza, como en aquel año 2010, cuando la Virgen recorrió el maratón hacia el Estadio Olímpico, cruzando la frontera del río e incluso de la ciudad. Este 31 de mayo la Virgen volvió a cruzar las fronteras de lo imaginable, llegando a la Plaza de España y dejando multitud de momentos para la historia que a buen seguro serán saboreados en los próximos días con mayor detenimiento. Así terminó el 50 aniversario de su coronación, y así terminó también el Año Jubilar. Una vez más, bendita locura macarena.
La Esperanza Macarena deja ya la Ronda Histórica para adentrarse intramuros camino de la basílica. En esta última parada se ha encontrado con la Esperanza Trinidad y María Auxiliadora en la basílica de la Trinidad. Fuegos artificiales, sevillanas y cánticos han dado la bienvenida a la imagen a su paso por el atrio del templo. En su recorrido, ha entrado en el Santuario de Los Gitanos tras pasar parte de la Ronda Histórica y avanzar por Puerta Osario. Hizo su primera parada en la Capilla de los Negritos, durante el recorrido de vuelta a su basílica. Decenas de fieles se agolpan a su paso. Lleva 45 minutos de adelanto, según el horario facilitado por la hermandad al Cecop. Es, si duda, una de las procesiones más multitudinarias de la historia por el momento.
El paso de la Esperanza Macarena ha permanecido en el Rectorado de la Universidad de Sevilla después de presidir la misa estacional en la Plaza de España con motivo del 50 aniversario de la coronación canónica.
El traslado al Rectorado, bajo un intenso calor y menos público que en las restantes procesiones, fundamentalmente en la Avenida del Cid, ha tenido momentos únicos e irrepetibles como lo son las marchas que ha interpretado la orquesta mientras la Virgen abandonaba la Plaza de España, donde incluso se ha interpretado el pasodoble «Suspiros de España», cuando la Esperanza abandonaba el recinto.
El recorrido por el Parque de María Luisa ha sido hermosísimo, al pasar la Virgen entre las copas de los árboles. Una estampa que recordaba al Domingo de Ramos pero que se ha vivido por primera vez en la historia con la Macarena, al no poder hacerlo hace 50 años por culpa de la lluvia.
Con «Macarena» de Abel Moreno abandonaba el palio el recinto del parque y saludaba al mural de flores que había preparado el restaurante La Raza para darle la bienvenida a la Virgen. Tras dejar atrás avenida y estatua del Cid, ha hecho su entrada en la Lonja de la Universidad, donde los estandartes de las hermandades que estaban representadas le han hecho un pasillo. Al llegar la Virgen al recinto universitario, la tuna le ha cantado el Himno Universitario y la copla «Niña sevillana», dedicada a la Macarena.
Bajo un calor sofocante llegaba otro de los momentos clave: la entrada en la capilla de los Estudiantes, donde el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Angustia la esperaban en un altar improvisado para la ocasión. Una vez dentro, tras leer unas oraciones, el hermano mayor de los Estudiantes, Antonio Piñero, leyó unas palabras de agradecimiento y hermanamiento, dada la vinculación de ambas corporaciones cuando la Macarena tuvo que permanecer en la Anunciación después de la guerra.
Con «Hossanna in excelsis», una de las nuevas composiciones de la Semana Santa más destacadas, rodeaba la Esperanza la Lonja y llegaba poco a poco a la puerta principal del Rectorado, donde hacía su entrada a las 17:05 horas a los sones de «Nuestro Padre Jesús».
La misa pontifical del cincuentenario de la coronación de la Esperanza Macarena en la Plaza de España, que ha finalizado a las 13.30 horas, ha estado marcada por un calor sofocante y por la multitud de personas que han participado en la eucaristía que marca el final del Año Jubilar concedido por la Santa Sede.
En una misa concelebrada por más de 200 sacerdotes, entre los que han destacado el obispo auxiliar de Sevilla, Santiago Gómez Sierra; el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos; o el arzobispo castrense, Juan del Río; el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina ha ofrecido una homilía cargada de menciones a la Virgen de la Esperanza y en la que ha recordado, entre otras cosas, «el conmovedor río de fieles» que han asistido al besamanos extraordinario en el Sagrario de la Catedral durante esta semana.
Monseñor Asenjo no ha olvidado apelar al «compromiso de los laicos con la Nueva Evangelización» y «el compromiso de las hermandades y cofradías con la Iglesia».
Durante el pontifical, la coral ha solemnizado la celebración de forma extraodinaria y Estrella Morente ha cantado la copla «Esperanza y Macarena» de Juanita Reina durante el ofertorio.
Entrada a la Plaza de España
La Esperanza Macarena hizo su entrada en la Plaza de España y presidió el altar del pontifical después de un recorrido de ida desde la Catedral que comenzó siendo íntimo, con un público selecto y que permitió disfrutar de la Virgen hasta que llegó a Palos de la Frontera, cuando la bulla aumentó hasta que entró al recinto del Parque de María Luisa.
A los sones de «Coronación de la Macarena», «Virgen de los Reyes» y «Pasa la Virgen Macarena» abandonó la Catedral sobre las 8:05 horas, donde ha permanecido una semana presidiendo el besamanos más multitudinario que se recuerda y un triduo para la historia. Antes de salir, la Esperanza se puso frente a frente con la Virgen de los Reyes, en un momento para el recuerdo, cuando el palio llegó hasta la reja de la Capilla Real, donde este mismo viernes estaba expuesta la urna de San Fernando con motivo de su festividad. La Macarena, la Virgen de los Reyes y San Fernando, algunas de las mayores devociones de la ciudad unidas.
El recorrido inédito, rodeando la muralla del Alcázar, las calle Miguel de Mañara, San Gregorio y la Plaza de la Contratación fue subime, con la Virgen portada por los costaleros del Señor de la Sentencia, que fueron cogiéndole el paso durante los primeros minutos, y que terminaron andando con el palio como si fuera la propia cuadrilla de la Virgen de la Esperanza.
Llegaba la Virgen a la Puerta de Jerez a los sones de «Pasa la Virgen Macarena», y los rayos de sol se colaban por la calle San Fernando. La Virgen junto a la diosa Híspalis, luego dejaba el edificio del hotel Alfonso XIII y se adentraba en el Paseo de Roma y Palos de la Frontera, donde se sucedieron marchas una detrás de otra, como «Corpus Christi», «Madrugá macarena», «Coronación de la Macarena», «Virgen de la Paz».
Llegaba a la Avenida del Cid el palio, a las 10.15 horas, con «Aniversario macareno» y el termómetro marcaba los 29 grados, preludio del calor que posteriormente haría en la Plaza de España.
Llegada a la Plaza de España
La Virgen ha llegado a la Plaza de España a los sones de «Aniversario Macareno« y «Como tú ninguna» y, una vez dentro de la plaza, la banda se ha retirado y la coral, con más de 300 miembros, ha comenzado a interpretar la «Sinfonía macarena» mientras el palio rodeaba el recinto por la torre sur y subía la rampa. A las 11.30 horas, a la hora prevista, la Esperanza Macarena ya ocupaba el altar que hace 50 años no pudo presidir a causa de la lluvia.
A las 11.45 horas comenzaba la misa presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, y más de 250 concelebrantes.