El Aula Magna Juan Pablo II se quedó pequeña

Agencias. El historiador y periodista Luis Pío Moa Rodríguez pronunció anoche, en una abarrotada Aula Magna Juan Pablo II del Obispado de Jerez, la conferencia titulada "Los mártires en la II República" en la que nos habló de las víctimas inocentes de la intolerancia antieclesial y anticristiana de la década de los años treinta del siglom pasado en España. Muchos de ellos fueron beatificados en Roma, en cifra de casi quinientos, hace sólo unos meses.

Moa aseguró que "viene al caso recordar aquella persecución religiosa que comenzó con la quema de conventos, bibliotecas y centros de enseñanza y se prolongó durante la Guerra Civil", que para el conferenciante fue "lo más parecido al holocausto nazi". Aseguró que lo fue porque "las personas, igual que los judíos, eran asesinadas por ser lo que eran y no por otras enemistades o por delito alguno" aunque reconoció que cuantitativamente no llegó a tanto, "pero sí cualitativamente" subrayó con énfasis.

Señaló, además, ciertas alarmas que considera importantes realizar en la actualidad. De un lado, dijo que le parecía preocupante "que a día de hoy, la izquierda, que fue la que organizó aquellas matanzas, siga sin tener el menor sentimiento de arrepentimiento". "Al contrario -indicó Moa-, persisten en la justificación sistemática aludiendo que la hizo el pueblo, que no es cierto; que la hicieron los pobres, que tampoco es cierto".

Atribuyó la preparación de aquellas matanzas a las organizaciones políticas y sindicales, "y a manos de personajes muy politizados y gente económicamente bien asentada" quienes, además, ostentaron el argumento de que la Iglesia estaba contra la República, lo que Pío Moa señaló como una falsedad del mismo modo que hiciera el día antes el primero de los ponentes. "De hecho si la Iglesia estaba preocupada era por la izquierda de la República, que fue la que destruyó la República con el Frente Popular", añadió.

"Fue organizado y premeditado" dijo el conferenciante al respecto de la masacre que condujo a tal volumen de mártires y lo vinculó a una tradición anteclerical y anticatólica que arranca en España en el siglo XIX como fruto de la Revolución Francesa. "De hecho, el gran problema que veía la izquierda española es que no se había producido aquí una revolución burguesa", explicó añadiendo observaciones sobre posibles parangones con ciertas trazas de la política actual española: "La clave de la Guerra fue la destrucción de la legalidad republicana y la del momento actual la destrucción de la legalidad construida en la Transicion, la Constitución".

Reconoció que esto no ocurre, hoy en día, de modo tan espectacular "pero se está destruyendo y esto es gravísimo, es transformar la política en auténtico gansterismo". Así, "se está atacando a la Iglesia no de forma tan brutal como entonces pero sí de modo que, por ejemplo, se le pide que pida perdón a sus asesinos y torturadores y por contra que se disocie de aquellos que, entonces, la salvaron del exterminio". A ello sumó el conferenciante su preocupación de que esto ocurre entre la inconciencia ciudadana, "la gente no se da cuenta del peligro", e hizo votos porque jamás vuelva España a vivir nada parecido.