El Mundo. "Es la decisión más importante que la mayoría de nosotros vamos a tomar en nuestra vida, así que es necesario que nos tomemos el tiempo necesario". Eso aseguraba ayer el cardenal estadounidense Patrick O'Malley respecto al Cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI. Con la Iglesia sacudida por numerosos escándalos, la delicada situación en la que se encuentra tras la inesperada dimisión de Benedicto XVI y a falta de un candidato claro para sucederle, cada día son más los cardenales que apuestan por no correr a la hora de decidir quién será el nuevo Papa. La prueba es que hoy, en la cuarta reunión que han mantenido en congregación general, tampoco han decidido la fecha de inicio del Cónclave.
"Se siente muy claramente en el colegio cardenalicio que los purpurados quieren prepararse profundamente y sin prisas. No les parece oportuno someter a votación la fecha del Cónclave, porque podría interpretarse como una presión", ha afirmado esta mañana Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano.
Lo que muchos cardenales quieren saber con exactitud, antes de encerrarse en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Pontífice, es a lo que tendrá que hacer frente el sucesor de Benedicto XVI. Y, más concretamente, quieren saber cuáles son los problemas que ha sacado a la luz el informe interno sobre la Curia realizado por tres cardenales –el español Julián Herranz, el eslovaco Jozef Tomko y el italiano Salvatore De Giorgi- a raíz del escándalo por la filtración masiva de documentos reservados del Vaticano (el llamado 'Vatileaks'). Según ha filtrado la prensa, el informe en cuestión revelaría intestinas luchas de poder, corrupción y relaciones homosexuales en la cúpula vaticana.
"Estamos discutiendo mucho sobre el Gobierno de la Iglesia y cómo mejorarlo", admitía ayer el cardenal estadounidense Di Nardo. "Creo que nos darán una importante información que nos ayudará a la hora de tomar nuestra decisión", aseguraba por su parte el cardenal O'Malley al ser preguntado sobre si los cardenales electores serán informados sobre el contenido del informe del Vatileaks por los tres cardenales que lo han realizado.
Aunque el informe es secreto, Benedicto XVI decidió antes de dimitir guardarlo en la caja fuerte del apartamento pontificio y dejó estipulado que sólo su sucesor puede acceder a él- los tres cardenales que lo han redactado participan en las reuniones pre-Cónclave que desde el lunes se celebran en el Vaticano y pueden responder a las preguntas que al respecto les plantean otros purpurados.
Lo que cada vez resulta más evidente es que en el Colegio Cardenalicio existen dos grupos bien diferenciados: uno que trata de liquidar deprisa y corriendo el debate sobre los problemas que aquejan al Gobierno de la Iglesia que habría revelado el informe sobre el 'Vatileaks' y otro quiere analizar a fondo la cuestión. El primer grupo, encarnado por los cardenales de la Curia Romana, minimiza los presuntos trapos sucios que habría sacado a la luz el informe. El segundo bloque, integrado sobre todo por cardenales estadounidenses, quiere estar seguro de la situación que se encontrará el nuevo Papa y exige información detallada sobre la investigación llevada a cabo por los tres cardenales.
Entre los cardenales no italianos tienen la sensación de que los escándalos de corrupción, intrigas y lucha de poder que aquejan a la Curia responden a las clásicas intrigas italianas. Un factor que está haciendo caer las probabilidades de un Papa italiano.
Discutir con calma
En cualquier caso, esos cardenales no muestran ninguna prisa en encerrarse en Cónclave: antes de eso quieren tomarse todo el tiempo necesario para analizar la situación de la Curia y poder elegir con mayor criterio al nuevo Papa. Crecen, por tanto, las voces de los purpurados que abogan por no precipitarse a la hora de convocar el Cónclave. Antes de eso, quieren discutir con calma los problemas que aquejan a la Iglesia, no sólo en las reuniones oficiales (las llamadas congregaciones generales) sino también en encuentros individuales o en pequeños grupos.
"Los cardenales quieren reflexionar bien, entender, profundizar. Quieren tener tiempo a su disposición para no hacer las cosas con prisa", aseguraba ayer Federico Lombardi, el portavoz de la Santa Sede, al tiempo que destacaba que es "prematuro" hacer hipótesis sobre la fecha en la que comenzará el Cónclave.
A diferencia del anterior Cónclave, en el que excepto dos cardenales (incluido el propio Ratzinger) todos eran novatos y ninguno había participado antes en la elección de un Papa, ahora hay muchos purpurados curtidos en esa experiencia. Y prefieren no ir con prisas.