Mi estación de penitencia será la tuya

Francis Castell. Hay episodios en la vida de un cofrade llenos de amargura y dolor. Determinadas situaciones que, sin esperarlas, se presentan justo en el peor de los momentos. La jornada de ayer, querido amigo, tuvo que ser muy dura. Te pasarían muchas cosas por la cabeza. La penitencia, estoy convencido, se incrementó al no poder estar junto a tus Titulares en las filas de tu cofradía. Con tantas cosas que le tenías que contar al Nazareno Caído...
Pero no te preocupes, querido amigo. Esta noche, cuando la madrugada vuelva a llamarme a filas, cuando vuelva a vestir mi hábito nazareno, lo haré como sí lo estuvieras haciendo tú. Cogeré, como mandan las Reglas de mi cofradía, por el camino más corto y comenzaré una estación de penitencia distinta.
El pasado Martes Santo tuve la oportunidad de hablar con Él y con su Santa Madre. Y le hablé de mis cosas y le pedí por los míos.
Esta noche, cuando la madrugada vuelva a llamarme a filas, vestiré mi hábito nazareno y volveré a hablar con Él y con aquella novicia, a la que la madre superiora llamó sor María, tan hermosa y tan sencilla, y le hablaré de tus cosas y le pediré por los tuyos. Querido amigo, esta noche, cuando la madrugada vuelva a llamarme a filas, mi estación de penitencia será la tuya.