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lunes, 2 de mayo de 2011

El Papa proclama beato a Juan Pablo II ante alrededor de un millón de peregrinos

Cope.es. Antes de comenzar el acto a las 10'40 horas, Benedicto XVI hizo un recorrido por la plaza en un coche descubierto para saludar a los peregrinos y una vez en el altar, la ceremonia comenzó con una procesión encabezada por Benedicto XVI desde la derecha de la Basílica y posteriormente, el Vicario para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini recordó la biografía del Papa polaco, a la cual los peregrinos respondieron con grandes aplausos, sobre todo cuando se refirió a las Jornadas Mundiales de la Juventud y la relación de Juan Pablo II con los jóvenes. El cardenal Vallini fue el encargado de pedir oficialmente a Benedicto XVI incluir a Juan Pablo II en la lista de los beatos de la Iglesia Católica.

Tras dar el Papa su permiso, poco después de las 10'30 horas, se descubrió el tapiz que muestra una imagen de Juan Pablo II realizada por un fotógrafo polaco, mientras se cantaba el himno del beato, inspirado en las palabras de Karol Wojtyla "Abrid las puertas a Cristo", pronunciadas el 22 de octubre de 1978 en la ceremonia de inicio de su Pontificado.

Posteriormente, la hermana Marie Simon Pierre, cuya curación del Parkinson permitió la beatificación de Juan Pablo II, junto con la religiosa polaca Sor Tobiana, superiora de la comunidad que cuidó durante 27 años el apartamento papal, llevaron al altar el relicario de plata que contiene la ampolla con una muestra de sangre del Papa polaco.

Durante su homilía, Benedicto XVI comenzó diciendo con entusiasmo y levantando la voz: ""El día esperado ha llegado pronto porque así lo ha querido el Señor. Juan Pablo II es beato". La frase fue respondida con multitud de aplausos y vítores de los cientos de miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro y las calles adyacentes.

Poco antes, el Pontífice subrayaba que "ya aquel día", el 8 de abril de 2005, se percibía "el perfume de su santidad" y que "el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él". En este sentido, subrayó que, por eso, ha querido que, "respetando debidamente la normativa de la Iglesia", la causa de su beatificación "procediera con razonable rapidez".

Además, el Pontífice destacó que el Papa Juan Pablo II abrió "la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos" a Cristo "con la fuerza de un gigante".

Igualmente, se refirió a las cualidades de Juan Pablo II y pronunció con fuerza la palabra 'humildad' para recordar al Santo Padre. Además, el Pontífice, que fue colaborador de Juan Pablo II como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayó que "con su testimonio de fe, de amor y valor apostólico" el Papa polaco "ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos".

En el Regina Caeli, el Papa saludó "con afecto" a los peregrinos en diferentes idiomas, entre ellos, el español y se dirigió a todos los fieles de lengua española "y en especial" a los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y fieles, así como a las delegaciones oficiales y autoridades civiles de España y Latinoamérica.

El Pontífice recordó que "el nuevo beato recorrió incansable" las tierras de los hispanoparlantes, "caracterizadas por la confianza en Dios, el amor a María y el afecto al Sucesor de Pedro" y aseguró que Juan Pablo II sintió en cada uno de sus viajes "el calor de su estima sincera y entrañable".

"Os invito a seguir el ejemplo de fidelidad y amor a Cristo y a la Iglesia, que nos dejó como preciosa herencia. Que desde el cielo os acompañe siempre su intercesión, para que la fe de vuestros pueblos se mantenga en la solidez de sus raíces y la paz y la concordia favorezcan el progreso necesario de vuestras gentes", pidió Benedicto XVI.

Los peregrinos mantenían en todo momento las pancartas alzadas. En una de ellas, levantada en el brazo derecho de la columnata de Bernini por miembros del movimiento 'Comunión y Liberación', se podían leer las palabras del primer discurso de Juan Pablo II -'No tengáis miedo, abrid las puertas a Dios'-- en letras
rojas sobre una tela blanca que se extendía a lo largo de ocho columnas. Asimismo, una pancarta vertical levantada en el aire por una decena de globos rojos rezaba 'Gracias a Dios'. Asimismo, muchas banderas polacas repartidas por toda la plaza se agitaban con fuerza, sobre todo cuando el Papa se ha dirigido a ellos.

Entre los primeros fieles en llegar a la Plaza de San Pedro en la mañana de ayer, se encontraba un grupo de 200 jóvenes provenientes de San Sebastián, Bilbao y Sevilla, entre otros ciudades, que llegaron en la madrugada del domingo en barco a las 00'00 horas y se dirigieron directamente a San Pedro. Uno de los jóvenes, Iñaki, aseguró, en declaraciones a Europa Press, que el viaje "ha sido agotador, pero ha valido la pena".

En el mismo barco llegaron también un grupo de madrileños, un total de 600 personas, que nada más llegar a Roma accedieron directamente al fondo de la Vía de la Conciliación, donde pasaron toda la noche a la espera de que se abrieran los accesos a las 05'30 de la mañana de ayer domingo, mientras repicaban las campanas y la luz de una vela se agitaba en el alféizar de la ventana de Benedicto XVI.

Al finalizar la ceremonia el Pontífice besó el altar y entró en la Basílica para venerar el cuerpo de Juan Pablo II mientras las campanas de San Pedro tocaban a Gloria como signo de que Juan Pablo II ha sido incluido en la lista de los beatos de la Iglesia Católica y que repicaron durante unos quince minutos. Al salir de la Basílica, Benedicto XVI se acercó a saludar a los jefes de estado, entre ellos, a los Príncipes de Asturias.

Una curiosidad es que la casulla y la mitra utilizada por Benedicto XVI durante la ceremonia pertenecieron a Juan Pablo II, así como el cáliz, que fue el que utilizó el Papa polaco en los últimos años de su vida.

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