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viernes, 17 de octubre de 2014

La Vigilia de la Luz preparará este próximo viernes en Las Esclavas la jornada del Domund, convocada bajo el lema ‘Renace la alegría’

Redacción. La Vigilia de la Luz que tendrá lugar en la iglesia de la Santísima Trinidad, del jerezano Colegio de las Esclavas, hoy viernes 17 de octubre a las 20'00 horas pondrá en marcha los actos con los que la Delegación de Misiones hace partícipes a los diocesanos de Asidonia-Jerez en una nueva edición de la Jornada Mundial de las Misiones (Domund) que la Iglesia celebra, con la carga de sensibilización y recogida de ayuda que son tradicionales, el domingo 19 de octubre.
‘Renace la alegría’ es un lema que este año acerca de modo especial este día al mensaje del papa Francisco en su primera exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’ (‘La alegría del Evangelio’). Y ello pretende ser subrayado de modo especial en una convocatoria, la del acto de la antevíspera, que ya se anuncia cuajado de oración, cantos y testimonios misioneros. Para la difusión correspondiente han sido preparados materiales gráficos, audiovisuales y pedagógicos a disposición de quienes deseen colaborar en la difusión.

Entre ellos destaca el spot del Domund de este año, que cuenta con la colaboración de varios famosos de la sociedad española. Obras Misionales Pontificias (OMP) agradece la generosidad de los presentadores Carlos Sobera e Irma Soriano, el actor Arturo Fernández, el torero El Juli y la colaboradora de televisión Carmen Lomana; que han ofrecido de forma desinteresada su imagen para hacer un vídeo para redes sociales que anima a apoyar a los misioneros.

Monseñor Mazuelos se suma con un artículo en el que señala, parafraseando el inicio de la exhortación 'Evangelii Gaudium', que “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quienes se encuentran con Jesús”. Recuerda que el pensamiento del papa Francisco “es un llamamiento a todos los bautizados, sin distinciones de papel, para que lleven a los demás el amor de Jesús en un estado permanente de misión, venciendo el gran riesgo del mundo actual: el de caer en “una tristeza individualista”.

Dos intenciones advierte: “sensibilizar a toda la Iglesia ante el sufrimiento de un mundo necesitado de amor, de justicia, de paz y esperanza. ¡Cuánta pobreza y soledad vemos en el mundo de hoy! ¡Cuántas personas viven en grandes sufrimientos y piden a la Iglesia que les sea signo de cercanía, de bondad, de solidaridad y de misericordia de parte del Señor!”, primero, y, segundo, “que debemos y podemos vivir la misionariedad de la Iglesia; es decir, rescatar la alegría de anunciar el Evangelio a un mundo descuartizado por el fetichismo del dinero, la economía del descarte y la globalización de la indiferencia”.

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