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lunes, 11 de marzo de 2013

Inicio del Cónclave, ¿Pura casualidad?

Rvdo. Sr. D. Sergio Moreno Ruiz. Mis queridos hermanos y amigos en Cristo:
Después de una semana de encuentros entre cardenales, conocemos la fecha del inicio del Cónclave, 12 de marzo. A simple vista, a nadie se le pasaría por la cabeza que tal día tenga un significado especial, ni buscado ni intencionado, pero, más aún, me atrevería a decir que nada casual. Lo digo porque cuando eres dócil al Espíritu, puedes ir más allá de la superficie, de las meras coincidencias, de lo puramente racional. Indagando en esta cuestión, recorriendo a forma de flashback la Historia de la Iglesia, me encontré con 8 grandes acontecimientos que ocurrieron ese mismo día, 12 de marzo. Pero como os decía, la fuerza del Espíritu me impulsaba a detenerme un instante para fijarme en estos 8 grandes momentos de la historia de la Iglesia que paso a describir brevemente.


En primer lugar, el 12 de marzo de 1878 vino al mundo una gran santa italiana, muy querida, santa Gema Galgani, una de las primeras mujeres estigmatizadas del siglo XX. Ella acostumbraba a decir: "Denme a Jesús…y verán qué buena seré. Tendré un gran cambio. Nunca más cometeré un pecado. Dénmelo. Lo anhelo tanto, no puedo vivir sin Él". Como todos los santos, Gema fue probada en el sufrimiento hasta el final de su vida, a los 25 años.

De una santa italiana mística pasamos a un santo doctor de la Iglesia, no menos místico, el Papa san Gregorio I Magno, quien regresó a la casa del Padre un 12 de marzo del año 604. Uno de los grandes Padres de la Iglesia junto a san Jerónimo, san Agustín y san Ambrosio. No sólo es autor de la famosa Regla Pastoral, sino que contribuyó a la evolución del canto gregoriano. Como nuestro querido Papa emérito Benedicto XVI, gustaba de retirarse al monasterio; de hecho, se convirtió en el primer monje de la orden de San Benito en alcanzar el papado al cual, por su ejemplo de vida y su fortaleza espiritual, daría celebridad en todo Occidente.

No podemos olvidar que el 12 de marzo del 417, el Papa Inocencio I entregó su alma al Padre. Gran amigo de san Juan Crisóstomo, se enfrentó al pelagianismo con tanta autoridad y decisión que S. Agustín pronunció aquello de: Roma locuta, causa finita (cuando Roma ha hablado, la causa está terminada).

Un cuarto acontecimiento nos remite a una de las canonizaciones quizás más famosa de la Historia de la Iglesia, la de los cinco magníficos. Cuatro españoles y un italiano: Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teresa de Ávila, Isidro Labrador y Felipe Neri. Todos santos al mismo tiempo, canonizados por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622. ¡Tres grandes fundadores! San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; Santa Teresa de Ávila, mística doctora de la Iglesia, fundadora de la Orden de las Carmelitas descalzas; y san Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio.

Por otro lado, recordemos aquella memorable coronación papal que fue la primera en la que se realizó una filmación y la primera coronación difundida en vivo por radio: la del Papa Pío XII, celebrada el 12 de marzo de 1939. El Papa del Cuerpo Místico que nunca dejó de rezar el Rosario cada día a la misma hora, tuvo el privilegio de promulgar el último dogma mariano, la Asunción de María a los cielos, el 1 de noviembre de 1950.

Como músico, no podía dejar de mencionar al gran organista y compositor francés, conocido por sus sinfonías, Charles-Marie Widor. Falleció el 12 de marzo de 1937. Muy relacionado con las ceremonias del Papa, pues su Toccata de la Sinfonía nº 5 es una de las más sonadas al final de la ceremonia papal.

Y todavía restan dos grandes acontecimientos: por un lado, la renuncia de Madre Teresa de Calcuta y, por otro lado, la Jornada del Perdón con Juan Pablo II.

Fue el 12 de marzo de 1997, el último día que la beata Madre Teresa de Calcuta estuvo como guía de la Congregación de las Hermanas de la Caridad, pues al día siguiente presentó su renuncia. Fue reemplazada por sor Nirmala.

Y he dejado para el final, por su sentido cuaresmal, la Jornada del Perdón, celebrada el 12 de marzo de 2000, con nuestro querido Papa Magno, el beato Juan Pablo II. De todas las ceremonias que nos regaló la Iglesia guiada por el Santo Padre Juan Pablo II durante ese Gran Jubileo del Año 2000 que había iniciado la noche de Navidad de 1999, con la apertura de la puerta santa de la Basílica de San Pedro, una de las que tuvo mayor repercusión, dentro y fuera de la Iglesia, fue la Jornada del Perdón. De ella destaco estas palabras del beato en su homilía memorable: "Como Sucesor de Pedro, he pedido que "en este año de misericordia la Iglesia, persuadida de la santidad que recibe de su Señor, se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos" (ib.). Este primer domingo de Cuaresma me ha parecido la ocasión propicia para que la Iglesia, reunida espiritualmente en torno al Sucesor de Pedro, implore el perdón divino por las culpas de todos los creyentes. ¡Perdonemos y pidamos perdón!".

En conclusión, el Cónclave no puede tener mejor comienzo. Que el Señor ilumine a todos los cardenales para la elección del nuevo pontífice, según la voluntad de Dios. Amén.

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