Antonio de la Rosa Mateos. Muchos han sido los viajeros que pasaron por Jerez varios siglos atrás y dejaron impreso en libros o manuscritos lo que vivieron en nuestra ciudad. Sin embargo pocos son los que reflejaron la Semana Santa. Una excepción fue el caso de William Wirt Wysor (1848-1897), cónsul americano en Jerez que estuvo relacionado con el comercio del vino de nuestra ciudad a Estados Unidos.
En su libro titulado “Old Sherry”, que el investigador José Luis Jiménez me facilitó, en la página 57-58 narra una procesión de la Semana Santa de Jerez. En una carta dirigida a su hermana y fechada en nuestra ciudad el 23 de marzo de 1894 describe la Hermandad del Prendimiento:
“My Dear Sister:
(…) This is “Holy Week” (Semana Santa) here and there has been very little doing un the way of business; but there have been quite a number of religious ceremonies, “processions”, etc. Wednesday we had a “procession” in which St. Peter, the “Virgin Mary” and Christ being arrested and bound in the garden of Gethsemane- the figures representing these characters being carried through the streets on large “floats” or platforms, borne on the shoulders of men, and surrounded by hundreds of candles, big and little, and preceded and followed by long lines of men and women in strange garbs- black, white, purple, etc., each carrying a lighted candle, a yard or so long. A mounted squad of cavalry on fine horses preceded the procession, and bands of de music playing the “Miserere”, or some other mournful dirge, followed at intervals. The streets were thronged with thousands of people all in their Sunday best and manifesting the liveliest and most reverent interest in the proceedings or rather the “processions”. Just imagine the figure of the “Virgin, Mary”, or of Christ in the agonies of crucifixion- life-size, his face distorted in agony, the blood dripping down over his tortured limbs, the heads of the gilt nails driven through his hands and feet glistening in the light of the thousands of candles and the electric light overhead- and followed by a brass band of thirty pieces! That is a religious procession in this Catholic land of Spain.
As the figures would pass by, the crowds on the sides of the streets would stand with uncovered heads on the sides of the streets would stand with uncovered heads in the chill night air, and the torch-bearers and others in the ranks of the processions would go through the whole route with bare heads, and as they go very slow it would generally be after midnight before they would get back to the church from which they started. (…)”
Si analizamos el texto traducido, nos describe con bastantes detalles lo que fue la procesión.
“Mi querida hermana:
(…) Ahora estamos de Semana Santa y hay pocos negocios que hacer. Pero sí que hemos tenido un gran número de celebraciones religiosas, procesiones, etc. El miércoles hubo una procesión en la que salían San Pedro, la Virgen María y Cristo, que iba arrestado y atado en el jardín de Getsemaní. Las imágenes que representaban estos personajes era portadas por las calles en grandes carrozas o plataformas, llevadas a hombros por hombres y rodeadas por cientos de velas, grandes y pequeñas, y precedidas y seguidas por largas líneas de hombres y mujeres con extraños atuendos – en negro, blanco, púrpura, etc. – cada uno portando un cirio encendido, aproximadamente una yarda (0.91 m) de largo. Un pelotón de caballería con esbeltos caballos precedía la procesión y bandas de música tocando el “miserere” o algún triste canto fúnebre la seguía a intervalos. Las calles estaban atestadas por miles de personas todas vestidas de domingo y manifestando su más vivo y reverente interés en los actos o más bien procesiones.
¡Sólo imagínate la imagen de la Virgen María o de Cristo en la agonía de la crucifixión – a tamaño real, con la cara deformada por el dolor, la sangre chorreando por sus miembros torturados, las cabezas de los clavos que atraviesan sus manos y pies brillando en medio de la luz de miles de cirios y la luz eléctrica de encima de nuestras cabezas y seguida por una banda de música de treinta instrumentos! Eso es una procesión religiosa en esta tierra Católica de España.
Cuando pasan las imágenes, la multitud de ambos lados de la calle permanece de pie con la cabeza descubierta en el helado aire de la noche, y los que portan las antorchas y otros de las filas de la procesión van durante todo el camino con la cabeza sin cubrir y como van tan despacio, les da la media noche antes de llegar a la iglesia de donde salieron (…)”.
Sin duda, el texto es muy curioso y descriptivo sobre la visión del cónsul americano hacía la Hermandad. Si nos vamos a la prensa local y como complemento al artículo hay que señalar que el Prendimiento en 1894 realiza la primera salida procesional tras más de cuarenta años sin hacerlo.
La cofradía tuvo que adquirir este año casi la totalidad de sus enseres, como las nuevas imágenes de la Virgen y San Pedro, dos pasos de plata, manto para el Desamparo, así como la túnica del Señor.
El Domingo de Ramos, 18 de marzo, se reunieron en Junta General los Hermanos de la Cofradía, y entre los diversos temas que se trataron según los Estatutos, solo podrían llevar cirios los hermanos de la Cofradía y de las otras que deseen acompañarlas siempre que lleven túnicas. También podrían llevar cirios los Caballeros de los Ordenes Militares que vayan de uniformes. Lo cual esto nos aclara el texto de Wysor donde señala “seguidas por largas líneas de hombres y mujeres con extraños atuendos – en negro, blanco, púrpura, etc.”
Cuando destaca que “Las imágenes que representaban estos personajes era portadas por las calles en grandes carrozas o plataformas” tenemos la referencia por la prensa que esos “grandes” pasos eran conducido por dieciocho hombres, por quince el del Señor y por ocho el de San Pedro.
Si extraemos algunas frases de la crónica de El Guadalete, el Jueves Santo tildaba como brillantísima la procesión del Prendimiento. Los pasos ofrecían una preciosa iluminación.
En el cortejo iban los penitentes de los Cofradías del Santo Entierro y del Señor de la Expiración, que concurrieron, como los hermanos del Prendimiento, con sus túnicas blancas, todos marchaban sin descomponer el armónico conjunto que tan excelente efecto producía en todas las calles de la carrera, que se vieron literalmente llenas durante el paso de la procesión.
Asistió, también una Comisión del Excmo. Ayuntamiento, de oficiales del Batallón de Cazadores de Tarifa y de Caballería de Vitoria, y cerraba la procesión un piquete del indicado batallón.
Fuente: Diario de Jerez.
miércoles, 27 de octubre de 2010
"El Prendimiento, visto por un americano en 1894"
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