Un baño de Esperanza

La Pasión en Sevilla. Cuando la Macarena se asomó al atrio, en el cielo brillaban estrellas. Los malos augurios que durante toda la tarde preocupó a devotos y junta de la hermandad se los acabó llevando el viento.

Ha sido una noche hermosa donde el barrio que nunca visita – y es tan suyo como la muralla – se ha volcado con ventanas engalanadas e, incluso, balcones que han hecho de pequeños oratorios con imágenes de talla y velas encendidas.

La Esperanza Macarena ha estado acompañada durante toda la noche de un inmenso océano de fieles que no la ha dejado sola en ningún momento.

Pasadas las ocho de la mañana llegaba al Estadio tras un notable esfuerzo porque eran muchos los fieles y mucho el recorrido por andar. El recorrido, atípico, nunca estuvo desangelado. Ni siquiera cuando la Virgen cruzó el Puente del Alamillo porque siempre estuvo acompañada por una alfombra de devotos.

En el parque del Alamillo se pudo ver con más facilidad, debido a la amplitud y a que en Estadio ya se habían abierto las puertas para que los más de 65.000 fieles pudieran ir accediendo a sus localidades.

Un baño de Esperanza por Madre María de la Purísima.