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jueves, 15 de julio de 2010

"La gran mentira del Jerez cofrade"

Andrés Cañadas. Cuando yo me empecé a hacer adulto en esto de las cofradías, sería más o menos a finales de los setenta o principio de los ochenta, ya que entonces se crecía mucho antes que ahora, lo más importante en mi hermandad era molestar cuanto se pudiera a la hermandad que llevábamos delante, lo que a la recíproca, también provocaba que cada año, el Domingo de Ramos, salir en Las Angustias fuese poco más o menos que un suplicio, a causa de los parones inmensos que nos provocaba la hermandad de la Coronación sin el más mínimo pudor por hacerlo.

Luego, todo aquello comenzó a cambiar poco a poco, entre otras cosas, gracias a un auténtico loco llamado Pedro Pérez, a quien Paco Garrido había encomendado la labor de conducir a los jóvenes cofrades de Jerez desde el Consejo, ya que Pedro consiguió, entre otras muchas cosas, que los jóvenes comenzaran a respetarse unos a otros sin importar la hermandad de origen de cada uno, y así se llegaron a ver casos muy curiosos: juntos los jóvenes de Santa Marta y Desconsuelo; de la Amargura y de la Cena; o de la lanzada... y del resto del mundo...

¿Creen que exagero? Pues les aseguro que no. Que no exagero para nada. Y si no, pregunten a quienes por aquellos años dirigían los destinos de nuestras cofradías, corporaciones para nada parecidas a lo que son ahora, ya que eran entes muchos más cerrados, y por supuesto, celosos de sí mismos.

Todo cambió con la inyección de juventud que llegó cuando Garrido y Pérez, y consecuencia de ello fueron algunos campamentos ciertamente imborrables, alfombras de flores ciertamente dignas para el Santísimo, y lo que es más importante, respeto, mucho respeto entre todos y todas, y nuevos aires renovados para casi todo a nivel cofrade.

Casi todo; no todo. Porque desgraciadamente, aún nos queda un día al año, una fecha repetida cada curso, en la que todo vuelve a ser como era, y la 'ojana' cofradiera del año entero, el respeto conseguido a base de campeonatos de fútbol y de convivencias de todo tipo, se va al mismísimo 'carajo', porque los dirigentes cofrades de la ciudad, se miran recelosos unos a otros, y corren en cuanto los llaman para retirar el cheque que corresponde a todos los integrantes del Pleno que tienen la suerte de pertenecer a una hermandad 'de las que van a la Catedral'.

Luego, la calma. El escurrimiento de bulto. La huída hacía delante... y mañana, otra vez todos tan contentos y felices... y todos a quererse otra vez como se querían hasta 'antesdeayer', y todos a invitarse los unos a los otros para que entre todos llenemos los actos de las demás, o las procesiones extraordinarias que van tocando, o los cortejos de nuestras procesiones de Corpus...

Y esa es la realidad de nuestra Semana Santa, lo quieran ustedes o no, lo reconozcan ustedes o no.

Ya está el cheque en casa, y ahora que el Cañadas o el Castell digan lo que quieran, y que Pepe Bellido se rebote si quiere, y a los demás, que los parta un rayo, 'que a mí plín, porque duermo en Pikolín'.

Fíjense ustedes hasta dónde llega este paroxismo, que esta misma mañana, un Hermano Mayor de los que yo creía de otra manera, ha llegado a decirme que las cofradías que no van a Carrera Oficial, lo que tienen que hacer es 'joderse' como en su día se jodió la Clemencia durante seis años. ¡Óle Joé! Y se queda el tío tan pancho.

Es un asco ciertamente, pertenecer así a una hermandad, y pertenecer a un colectivo que sigue obviando a las hermandades de Gloria, a mi hermandad Sacramental de Santiago, y a las hermandades de vísperas, pero que luego se gasta catorce mil euros en el Pregón de la Semana Santa...

Por eso, ahora que me dicen los aires de julio que quizás el próximo Presidente del Consejo sea aquel mismo 'Perico' del que les hablo, lanzo un órdago a la suerte cofrade de esta ciudad, y hago votos porque mi amigo Pedro llegue finalmente a Curtidores, y empiecen a cambiar las cosas, como en su día cambiaron para bien, y para suerte de los que tuvimos la dicha de vivirlo en primera persona.

O eso, o a seguir celebrando cada mes de julio, la gran fiesta de la mentira cofrade de Jerez.

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