Fue el delegado diocesano, el sacerdote Francisco Muñoz, quien expresó su lamento de tener “cerrados a cal y canto para que no se conozcan, para que no se sepa lo que hay allí” estos centros, 17 en Andalucía de los que hay cuatro en la provincia. “Son 4.500 chicos privados de libertad y, por desgracia, nos dejan entrar a ningún voluntario”, añadió. En los centros existentes en el territorio diocesano (dos en El Puerto de Santa María) sólo el jesuíta Ángel González tiene acceso. Por ello ha sido él el primer ponente.
Solo las comunidades autónomas de La Rioja y Madrid tienen acuerdos con la Iglesia para que la labor de sus voluntarios puede redundar en beneficio de los jóvenes reclusos. “Tendremos que llegar a acuerdos con la Junta de Andalucía para ello”, apunta Muñoz sin olvidar que una de las trabas mayores que encuentra es que se trata de centros privados conveniados con la Administración e “indiscutiblemente no encontramos las mismas garantías para los reclusos”.
Otro propósito de estas jornadas diocesanas es la de la búsqueda de alternativas a la cárcel, sobre todo si se considera que “solo un 0,25% están condenados por homicidio y un 1,25% por delitos sexuales, los demás solo por pequeños robos y trapicheos o, simplemente, por vivir en barrios desestructurados”. Las jornadas contarán mañana sábado con una intervención de Joaquín Olmedo, coordinador del turno de menores del Colegio de Abogados de Cádiz, así como con proyección, coloquio, experiencias y conclusiones.
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