Un ángel surcó Cristina

Beltrán Castell. Si la máxima expresión de la belleza se alcanza con la suma sencillez, si el gentío se aglutina en el recogimiento, si la oscuridad alumbra nuestras retinas con faroles y cirios encendidos, si una Luna de Nisán que se cuela en septiembre nos traslada a la Noche de Jesús, si el aroma a incienso nos recuerda a un besamanos, si las alfombras de flores nos sumerge en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, si un ronco órgano nos hace navegar hacia una noche de Cuaresma.....

Belleza, sencillez, gentío, recogimiento, oscuridad, luz, luna llena, incienso, alfombra de flores, música de órgano.....

Quizás crean que exagero, pero todo esto se vivió anoche en la Capilla de San Juan de Letrán. Un recibimiento espectacular pero, a la vez, cargado de sencillez, esa sencillez que mostró la Virgen del Traspaso que, como si de un ángel que surca los cielos se tratara, regresó a su casa ataviada con un simple guardapolvo. Una prenda que realzó más si cabe la belleza de la Virgen. Y es que ayer sobraban las joyas y el fondo de armario. Ayer lo único que importaba era la Virgen, en su más sencilla expresión, esa que la engrandece aún más si cabe.

Cofrades de Jesús, enhorabuena.