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jueves, 5 de mayo de 2011

Juan Pablo II y D. Salvador Mera

Luis Cruz de Sola. Mera, alto miembro de UGT, al término de la manifestación celebrada en Jerez con motivo de la celebración del uno de mayo:
 
“Probablemente tendría que estar todo el mundo en la calle. El que no quiera venir que no venga. Nosotros estamos en la obligación y necesidad de convocar el primero de mayo pa que to el que quiera participe y esté. El que no quiera que se vaya a la comunión, que haga lo que tenga que hacer. En un país que ha estado viendo la televisión en un partido barca Barcelona o Barcelona barca, más de medio país, con la problemática que hay. A mí no me importa que lo vea, pero la reivindicación hay que hacerla aquí, en el escenario marcado para ello, para eso es el primero de mayo. Seguramente en el Vaticano hay más gente que aquí… santificando al “golfo ese”…”
 
Vaya berrinche D. Salvador. Lo siento, de verdad. Me lo imagino rojo de ira, tremendamente enfadado, aún indignado por la escasísima participación en la manifestación que Ud., entre otros, había convocado en Jerez como consecuencia de la festividad del uno de mayo.
 
Me supongo que durante todo el trayecto habrá Ud. estado barruntando y se habrá hecho alguna de estas preguntas:
 
¿Cómo es posible que en una ciudad con más de treinta mil parados solo acudan varios centenares de personas a la llamada de unos Sindicatos que se dejan la vida defendiendo los intereses de los trabajadores? ¿Cómo es posible que nuestros compañeros y compañeras (hay que decirlo así, por supuesto), no apoyen a quienes hasta tienen que hacer el enorme esfuerzo de dejar de trabajar (no de cobrar) y quedar liberado para defenderlos las 24 horas al día y los 365 días del año de los capitalistas y de los franquistas?
 
¡Qué injusta es la sociedad! Llevamos varios años arropando a la izquierda y al gobierno para explicar que la culpa de tanta crisis, de tanto desastre, es del gobierno de derechas que nos gobernó hace ya ocho años y así nos lo pagan.
 
Nos hartamos de recibir subvenciones para formarles (y no para mantener nuestra estructura como dicen algunos con maledicencia), para prepararles para que puedan conseguir un trabajo digno, y no nos dan ni las gracias.
 
Somos la vanguardia del progresismo: atacamos a los que tienen dinero (siempre que no sean de izquierdas o amigos del gobierno, claro), denunciamos la corrupción (de los ayuntamientos de derecha por supuesto), no hacemos más que decir que el aborto es un derecho de nuestras compañeras porque además, así, el día de mañana nuestras pensiones las pagarán los hijos de los ricos que esos son de derechas y no abortan, luchamos sin piedad contra la Iglesia y los católicos, defendemos a los miembros de otras religiones que vienen a integrarse con una cultura social, mucho más humana, igualitaria y feminista.
 
Somos coherentes, los más coherentes diría yo, porque hasta hemos tenido que hacer el paripé de oponernos al gobierno cuando ha retrasado la edad de jubilación y eliminado un montón de derechos de los trabajadores y trabajadoras (sigo hablando correctamente).
 
¡A esto no hay derecho! Pero claro esto es otra jugada de la Iglesia que sabía que íbamos a congregar a decenas de miles de personas y han puesto las Primeras Comuniones hoy domingo, y nuestros compañeros y compañeras (vuelvo a ser políticamente correcto) no han tenido más remedio que ir. Calculo que habrá unos veinte mil compañeros en las Iglesias de Jerez esta mañana.
 
Y por supuesto es una jugada del Papa Benedicto, que sabiendo lo que íbamos a formar aquí, puso una beatificación o santificación, lo que sea, hoy, día uno, para fastidiarnos. Seguro que al menos otros 20.000 compañeros y compañeras están viendo en la televisión una ceremonia trasnochada y aburrida, en vez de estar aquí como es su obligación.
 
Y encima están viendo la “santificación de un golfo”. Es que la cosa manda narices. ¿Cómo se puede hacer santo al que derrumbó los gobiernos comunistas que eran nuestra seña de identidad, que componían la ilusión de todos los que somos de izquierda, en los que vivían maravillosamente tantos millones de trabajadores y trabajadoras (sigo igual) y a los que aspiraban a irse a vivir el resto del mundo? Menos mal que  no le dio tiempo de cargarse a Cuba.
 
¿Es o no un golfo el que apoyó un sindicato católico, amarillista por supuesto y no como nosotros que somos totalmente independientes de cualquier gobierno, para derrocar al gobierno de Polonia?
 
¿Y lo de Nicaragua? ¿Se puede consentir que este golfo recriminara a un compañero ministro, que además era sacerdote, por no obedecer los mandatos de sus superiores?
 
¿Un Santo?, si se pasó toda la vida arrastrando multitudes allá donde iba, multitudes que le preparaban los gobiernos de derecha para que pareciera que los católicos son muchos.
 
¿Cómo se puede hacer santo al que perdona a quién lo quiso matar? Santos nosotros que tenemos pendiente vengarnos de los franquistas.
 
¿Y el esperpento de su muerte? ¿Cómo se puede hacer santo al que sufrió durante años una espantosa y dolorosa enfermedad, en vez de rebelarse y reclamar a la seguridad social de Italia que lo matara, que le hiciera la eutanasia que es mucho más digna y es un derecho de nosotros los de izquierda?
 
Y ese montón de cosas que dice que dijo en defensa de los trabajadores, de los débiles, de … Y ahora dicen que ha hecho milagros. Mentiras, y más que mentiras.
 
Está claro, la Iglesia es la culpable de que aquí solo estemos unos cuantos amigos. Veinte mil en las comuniones y veinte mil viendo la beatificación suman los cuarenta mil que yo sé que iban a venir aquí. ¡Y todo por culpa de un golfo!
 
Lo siento D. Salvador. De verdad que lo siento.
 

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