ABC de Sevilla. "Un pregón desde la fe, profundamente católico". Fernando Cano-Romero reiteró las líneas que seguirán las palabras que pronunciará desde el atril del Teatro Maestranza para abrir la Semana Santa. Fue en el transcurso de ese acto social que se ha convertido en tradicional en los días previos a la Cuaresma de la visita oficial de autoridades civiles y eclesiásticas a la casa del pregonero, llena a rebosar de su emocionada familia —su mujer, Nena Moreno Silva, y sus cinco hijos, además de sus amigos, que quisieron estar junto a este jerezano que no ha escrito un pregón en su vida y que sin embargo los ha pronunciado en diversos momentos, incluido el de las Glorias, en 1985, amén de exaltaciones, meditaciones, conferencias...
Se resistió el pregón de la Semana Santa de Sevilla, en cuyos carteles apareció su nombre durante años, pero sobre este abogado de 73 años pesaba una especie de veto de Palacio. Desde que fue, por fin, designado para preludiar la Semana Santa de la ciudad en la que lleva viviendo cuarenta años, este abogado jubilado de 73 años, enamorado de las cofradías y gran orador, ha trabajado en su texto.
Escribirlo. Este es el principal reto al que se enfrenta Fernando Cano-Romero: «Lo llevo, no lo he terminado, pero queda poco. Debo ser torpe —dijo—, porque cuanto más avanzo más difícil se me hace lo que me queda. Ahora tengo que hilvanar, que entroncar los textos».
Ahora tendrá que ensayar y adaptar el pregón«Pero lo más difícil es tener que escribirlo, insistía, porque me gustaría decirlo de viva voz y no puede ser porque hay que editarlo inmediatamente». Ahora es su familia la que teme que el pregón resulte frío al perder la naturalidad de ser dicho directamente, pero Fernando Cano-Romero procurará ensayarlo y adaptarlo al tiempo, y aunque le daría pena tener que entrar a tijera, «no quiero ser un pesado y convertir el acto en interminable».
En medio de una nube de fotógrafos, en un despacho presidido por una imagen de la Macarena, una de sus grandes devociones sevillanas, junto al Cristo de la Buena Muerte, que aprendió a querer de la mano de su abuela, Fernando Cano-Romero se dejaba fotografiar junto a las autoridades y la familia y contestaba a la prensa —«claro que me parece bien que una mujer sea pregonera. Hay mujeres que hablan y escriben perfectamente», dijo—mientras la casa se llenaba de gente. Allí, en ese despacho, tiene una pequeña fotografía de su primo, el beato José María Ruiz Cano, un claretiano asesinado en Sigüenza en la Guerra Civil, que mostró orgulloso al arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo —nacido en esa localidad de Guadalajara—, quien tomó el retrato en sus manos y dijo que su madre era muy devota de él.
Además del arzobispo, acudieron a la casa del pregonero el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, que vivirá su últimos actos cofrades como regidor; la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto-Castro; el director del área, Carlos García Lara y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Adolfo Arenas, acompañado de una amplia de miembros del mismo, como Carlos Bourrellier, Manuel Nieto, Tomás Vega, Andrés Martín o Esther Ortego, además del delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria Campos o el párroco de San Lorenzo, Francisco de los Reyes o el hermano mayor de la Macarena, Manuel García.
martes, 15 de febrero de 2011
Visita oficial del arzobispo y las autoridades a Fernando Cano-Romero
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