El Mundo. Benedicto XVI hizo un fuerte llamamiento a Europa en general y a España en particular a recuperar sus raíces cristianas durante la misa que ayer sábado ofició en la Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela.
La plaza recibió a Benedicto XVI en pie y con las campanas de la Catedral repicando. El Papa, que arrancó la eucaristía con unas palabras en gallego, repartió bendiciones entre los que ocupaban las primeras filas para escuchar su misa, el momento cumbre de su paso por la capital gallega. Los escasos 200 metros que separan el Palacio Arzobispal de Santiago del Obradoiro los recorrió a bordo del 'papamóvil', un trayecto que interrumpió para besar a un bebé que sus guardias de seguridad le acercaron al interior del vehículo, rompiendo el protocolo.
Durante su homilía, desde un altar diseñado por Iago Seara en blanco inmaculado, el Papa no dudó en calificar de "tragedia" el que en Europa, sobre todo durante el siglo XIX, "se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de la libertad". Y proclamó que "es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa". "Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo", añadió.
Las 7.000 sillas se agotaron en dos horas
Se calcula que unas 7.000 personas personas asistieron a esta celebración -las sillas colocadas se ocuparon en apenas dos horas-, y que fue seguida por otros miles en las diferentes pantallas gigantes instaladas por la ciudad.
Según destacó el Papa en su sermón, que culminó en gallego, "la Europa de la ciencia y de las tecnologías, la Europa de la civilización y de la cultura, tiene que ser a la vez la Europa abierta a la trascendencia".
Benedicto XVI hizo asimismo un llamamiento especial a los líderes políticos para que incorporen a Dios, asegurando que "Jesús se dirige también a los jefes de los pueblos" y denunciando que "donde no hay entrega por los demás surgen formas de prepotencia y explotación que no dejan espacio para una autentica promoción humana integral".
La misa fue concelebrada con 120 obispos, detrás de los cuales colgaba la cruz hueca de granito gallego que esculpió el artista Manolo Paz. Al pie del altar, entre 500 y 600 sacerdotes acreditados y un centenar de obispos.
En el inicio de la misa, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, pronunció unas palabras de agradecimiento y se refirió a las peregrinaciones por el Año Santo Xacobeo y a los miles de peregrinos. Y es que precisamente como "un peregrino más" -en ello insistió a su llegada al aeropuerto y más tarde durante la misa - se presentó Benedicto XVI en Santiago, una visita largamente esperada por él -la primera a Compostela-.
Reunión con Rajoy
La Televisión de Galicia tuvo la deferencia de seguir en tiempo real no sólo el encuentro del Papa con el presidente del PP, Mariano Rajoy, que duró apenas dos minutos, sino también la espera durante la cual estuvo conversando con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Bertone. De manos del Pontífice recibió el líder de la oposición una moneda de plata.
El resto de autoridades políticas pasaron prácticamente inadvertidas a las cámaras autonómicas. En todo caso, un par de pasadas de las cámaras permitieron divisar al presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, junto al ministro de Fomento José Blanco; a su lado, el embajador en el Vaticano Francisco Vázquez, Mariano Rajoy y su mujer, Elvira Fernández, y la presidenta del Parlamento de Galicia, Pilar Rojo.
Entre el público estaban también otros representantes del PP, como Jaime Mayor Oreja o Manuel Fraga, que salió casi en último lugar y en silla de ruedas animado por los que gritaban "¡Viva don Manuel!". Empujando iba Rafael Louzán, líder del PP en Pontevedra.
El fervor de la juventud
Las ocho horas de espera que las 7.000 personas guardaron en el Obradoiro no menoscabaron los ánimos, en especial, entre los jóvenes. La entrada en la plaza de los primeros obispos y cardenales, e incluso la presencia de los medios de comunicación o la Guardia Civil, despertaron el entusiasmo de los asistentes.
Subidos a las sillas y enarbolando banderas -sobre todo de España-, el fervor se desbordó con la entrada de los Príncipes en la plaza. El presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela, recibió una de las mayores ovaciones.
Los aplausos y cánticos de los adolescentes ("¡Este Papa cómo mola, se merece una ola!") compitieron con gargantas anónimas que de un lado a otro de la explanada animaban a corear 'vivas' al Pontífice. Incluso a ello se animaron los marines de la Escuela Naval, que cerraron el acto al ritmo de la Salve Marinera.
Medidas de seguridad excepcionales
Ratzinger abandonó la antesala de la Catedral en un Mercedes tocado por siete guardaespaldas y otros tres agentes a la zaga. Antes los habían hecho a pie los Príncipes, seguidos de autoridades como Núñez Feijóo o José Blanco, y el propio secretario de Estado, el cardenal Bertone.
El centro histórico estaba totalmente blindado por los 6.000 agentes de seguridad que custodiaron, incluso desde el alto del Pazo de Raxoi, la eucaristía. Perros entrenados, guardias de paisano y de uniforme, fuerzas de élite y todo un abanico de cuerpos de seguridad que mantuvieron un estricto control en los accesos al entorno de la Catedral que, durante unas horas, se convirtió en territorio vaticano.
Una vigilancia que se extendió del subsuelo, con el control del alcantarillados y los túneles, al aire -varios helicópteros sobrevolaron la explanada durante todo el día-.
A medida que caía la noche, se cernían sobre Compostela unos nubarrones que no llegaron a deslucir una celebración a la que se puso punto y final -era ya noche cerrada- al grito de "Benedicto oé, Benedicto oé...".
Visita a Barcelona
Al Santo Padre le espera hoy, tras aterrizar anoche al filo de las 21'00 horas en el Aeropuerto del Prat, una larga jornada que empieza a las 09'00 horas, cuando el "Papamóvil" abandone el Arzobispado y ponga rumbo a la Sagrada Familia. Durante el recorrido, de unos 3'5 kilómetros, Benedicto XVI va a recorrer la Avenida de la Cetedral, Via Laietana, Pau Claris, Diputación, Marina, Provenza y Mallorca, por donde va a acceder a la Sagrada Familia a través del Portal de la Gloria.
Una vez en el interior del templo, el Papa va a reunirse con Sus Majestades los Reyes y se vestirá en la sacristía para celebrar la Misa de dedicación de la Sagrada Familia.
A las 12'00 horas, rezará en Ángelus frente a la fachada del Nacimiento y a las 12'45 horas regresará al Arzobispado para comer con un centenar de cardenales y obispos.
Por la tarde, a las 17'15 horas, Benedicto XVI visitará la Obra Benéfico Social Nen Déu y, antes de despedirse oficialmente en el aeropuerto del Prat a las 19'15 horas, se reunirá con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
domingo, 7 de noviembre de 2010
'Europa ha de abrirse a Dios'
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