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lunes, 8 de noviembre de 2010

El Papa defiende el matrimonio tradicional en la consagración de la Sagrada Familia

El Mundo. Benedicto XVI aprovechó en la misa de consagración de la Sagrada Familia en Barcelona, el imponente y aún inacabado templo levantado por Antoni Gaudí, para hacer una encendida defensa de la familia tradicional.

El Papa, que inició y concluyó su homilía en catalán, dedicó la mayor parte de su sermón a analizar la relación entre belleza y religión, asegurando que la Sagrada Familia es una "admirable suma de técnica, arte y fe" y calificando a Gaudí de "arquitecto genial y cristiano consecuente".

Pero en un templo que lleva por nombre la Sagrada Familia y, sobre todo, en un país que hace solo unos años que ha aprobado las bodas entre personas del mismo sexo, el Pontífice quiso también renovar su defensa del matrimonio tradicional y hacer un llamamiento al Estado para que apoye al "al hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia".

"El amor generoso entre un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana".El Papa recordaba en ese sentido cómo ha cambiado el mundo desde 1882, cuando comenzó a construirse el templo de la Sagrada Familia. "Las condiciones de vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos contentarnos con esos progresos. Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso entre un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana", señalaba. "Por eso la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado".

Benedicto XVI también arremetió contra el aborto, pidiendo al Estado que defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción y solicitando que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica social y legislativamente.


De iglesia a basílica


Las palabras del Papa fueron seguidas en el exterior del templo por miles de personas quienes, a través de la treintena de pantallas instaladas alrededor de la Sagrada Familia, participaron en la liturgia.

El recogimiento y el silencio que presidió el exterior del templo se vio roto por primera vez cuando el arzobispo de Barcelona leyó la bula que constataba la proclamación de la Sagrada Familia en basílica menor.

La segunda ocasión llegó cuando el Papa abandonó el interior de la obra de Gaudí para proceder al momento más esperado el rezo del Ángelus con el Pontífice.

Antes del inicio de la oración, Benedicto XVI volvió a ensalzar el "valor primordial" del matrimonio y la familia, instituciones que ha tildado de "esperanza de la humanidad".

1.250 personas, la mayoría de ellas de la comunidad de San Egidio, son las afortunadas que presenciaron a escasos metros la oración que puso punto y final a la dedicación del templo, una hora después de lo previsto.


Comunión a pie de calle


Una de las escenas más curiosas y emotivas fue el momento en que trescientos sacerdotes distribuyeron fuera del templo 40.000 hostias consagradas en la misa oficiada por Benedicto XVI.

Los 300 sacerdotes salieron del interior de la basílica por la puerta del Nacimiento con otros tantos copones y distribuyeron las sagradas formas por las calles adyacentes a la Sagrada Familia.

Las monjas benedictinas de Montserrat fueron las encargadas de elaborar 300 copones para esta ocasión y 340 jóvenes voluntarios acompañaron a los sacerdotes sujetando el paraguas azul que les cubría y advertía de su presencia a los fieles.

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