Óscar Torres Barba. "La gloria bajo palio, la Esperanza de Triana repartió gloria, derrochó gracia, y su eterna belleza se desbordó, hasta embriagar a toda Sevilla, que en medio de un ambiente de fiesta grande, se echó a la calle para rendir pleitesía pública a la Reina de Triana.
Indescriptible lo vivido. Pareció un sueño, con una finura inusitada, solo posible cuando los trianeros lo dejan todo para estar con su Madre, la Esperanza. Despacio, muy despacito, con la categoría de una cuadrilla perfecta, fué avanzando hasta llegar a Sevilla, y allí, robó el corazón de todos los que estábamos viviendo con Ella el aniversario de su coronación.
Se rompieron los esquemas de la elegancia, y el tiempo se detuvo, el puente se quedó pequeño, y el Baratillo se arrodilló, loco de amor por su Virgen de canela.
Estrenando saya y tocado, rodeada de un jardín de flores chipioneras, con su mano extendida, como queriendo regalarnos su pañuelo, ese pañuelo de encaje que es consuelo para nuestras lágrimas... la Esperanza una vez más nos regaló su mirada que no deja indiferente a nadie... los ojos de la Esperanza.
Llegó a la Catedral, y allí permanecerá una semana. Ahora es la Catedral de los Marineros, la Pureza la pone Ella...
Dios te Salve Reina Madre y Capitana... Esperanza nuestra... Esperanza de Triana, y gracias..."
miércoles, 3 de junio de 2009
XXV aniversario de la Coronación Canónica de la Esperanza de Triana
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