José Javier Comas Rodríguez. Cerrar los ojos e imaginar el pasado escrito con líneas del más idílico presente mientras el telón de los días baja a ritmo de gotas color crema para cerrar el teatro, una función más. Simples palabras que bien valen un milagro con tintes de Trento, con broches de pincel esbozados sobre una fina tabla monacal, ecos de sandalias y túnicas humildes que ahondaban sus virtudes por pasillos ahora deshabitados, vigilantes de otros tiempos.
La hermandad del Buen Fin ha instalado estos días un prodigio de la teatralidad, una tramoya de ópera barroca para plasmar el más puro calvario. El bosque de luces envuelve la escena para obrar, así el milagro. La espera se dilata mientras la cuaresma permite viajar a San Antonio para abrir los sentidos. Sueñen.
Fuente: www.semanasantadesevilla.tv