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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Es de bien nacidos, ser agradecidos

Francis Castell. Como el refranero es una parte esencial de la conversación diaria de todos los españoles, permítanme titular este artículo con un refrán que, sin duda, expresa fielmente la condición de los cofrades de la Hermandad de la Esperanza de la Yedra.
Quiero, desde esta tribuna, felicitarlos por confiar en un enamorado de la Virgen que, en su Pregón de la Semana Santa de Jerez del año 2007, tuvo la osadía de solicitar al, entonces, Obispo de Jerez, Monseñor Del Río, la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Esperanza.

Y, por supuesto, felicitar también públicamente a mi amigo y hermano Andrés Cañadas Salguero por su merecido nombramiento como pregonero de dicha coronación.

Permíteme, querido Andrés, recordar aquella petición. Que Dios te bendiga.

"La mañana de la Esperanza..."

(Fragmento del Pregón de la Semana Santa de 2007, a la memoria de los que ya gozan del Paraiso junto a la Virgen de la Esperanza)


"Querido don Juan, mi Señor Obispo:

Le escribo estas líneas pregoneras en el mediodía de un invierno recién dejado atrás, cuando acaba de asaltarme, estas cosas siempre son así, la triste noticia del fallecimiento de su hermana África.

Le pido por tanto, acepte las condolencias de este quien le escribe, y con la venia que otorgan el respeto y la confianza, las sinceras condolencias de todos los cofrades de Asidonia, que seguro, estoy, hubieran querido estar con usted y con los suyos, en las lentas horas de la despedida.

Todos sabemos que la Misericordia infinita de Dios ya es amparo para el alma de África del Río, quien con sus padres, ya goza del Paraíso, junto a la Virgen de las Angustias, Patrona de Ayamonte.


La intención de estas letras que quiero dedicarle, mi querido don Juan, no es otra que la de hacer patente a modo público, el incontenible deseo que en mi querido barrio de la Plazuela, late y vive como corazón de recién nacido, soñando, anhelando, deseando, y sabe usted que hasta rogando.. la petición que yo ahora le traslado de manera oficiosa, de Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Esperanza, Virgen guapa de la Yedra.

Sé sobradamente de la sorpresa que podrá causarle mi repentina súplica, porque además sé que la advocación de la Esperanza ya ha sido bendecida con tales honores, en la vecina y hermana localidad de Sanlúcar de Barrameda, conociendo y compartiendo además con usted sus directrices pastorales, las que con mano firme y a la vez amiga, “patronean” el timón de nuestra diócesis.

Pero sepa que mi voz, hoy pregonera por la Gracia de Dios, no es sino boca de volcán que de esta forma estalla, nunca principio y magma de una devoción que trasciende con mucho, muchísimo, mi humilde figura.. mi insignificancia en el espacio, lo que en definitiva viene a aseverarnos, que si no hubiera sido yo, hubiera sido cualquier otro hijo de la Esperanza, quien alguna vez se expresase en estos mismos términos.

Porque la Esperanza, don Juan, es algo más que una dolorosa.. más que la Virgen más o menos hermosa de una cofradía.. más que el bello tesoro rescatado de los años por la mano experta del amigo Paco Bazán...

La Esperanza, monseñor del Río, es Madre y es Pueblo, es Gracia y es Vida.. es Hermandad, y Amor y Paz, y Cariño...

Y por todo ello, y porque además, por la “Empedrá” creemos que somos fieles cumplidores de todo lo que exigen las directrices.. alzo en público este humilde ruego con anhelos de bendición episcopal, pero lo hago, como suelen hacerse las cosas por la Yedra, serena y pausadamente, que es como Dios obra desde el Sagrario con Suprema sabiduría.

No tenemos prisas, como tampoco, lógicamente, deseamos pausas.. y es que, hablando en plata, querido señor obispo, si tenemos que rezar, rezaremos.. si tenemos que desear, desearemos.. si tenemos que trabajar, trabajaremos.. y si para ver a Nuestra Madre, ceñida sus sienes por nuestra áurea ilusión, debemos antes.. ver cómo pasa coronada canónicamente por nuestra puerta la flamenca Virgen del Valle, pues sepa entonces, querido don Juan.. que esperaremos.

Porque así es aquel barrio, y así son las gentes de por allí...

No sé lo que usted conoce o desconoce de nosotros, pero ante mi duda, don Juan, sepa que los cofrades de San Telmo no son nuestros rivales, sino nuestros hermanos, y la guapa Virgen de la Ermita, no es sino nuestra misma Esperanza, vestida en rojo, como Reina del Viernes Santo.

San Telmo y la Yedra.. ellos y nosotros, somos un mismo deseo, como un solo cuerpo son el “Campillo” y la “Hoyanca”, cauce común de nuestra historia más íntima y personal.

Además de todo, sepa que la Esperanza, forma parte de esa trilogía aun no bautizada, de nuestro inmaterial patrimonio cofrade, y es que todo Jerez conoce que existe la “Noche de Jesús”, como existe la “Tarde del Cristo”, pero también, y cada año, rompe la frontera de esas dos devociones cristíferas, la estampa en el alba de una Virgen que para el sol por los tejadillos, cuando nace la “Mañana de la Esperanza”.

La mañana es...
símbolo del Nacimiento...
campanilla de maitines...
saludos a quien te encuentras...
..y gracias a Dios por la Vida.

La mañana es.. cada mañana es.. como una eterna letanía de cosas nuevas, siempre un nuevo parpadeo en los ojos de mi Esperanza.

Dicen, don Juan, los que como usted nos llegan de fuera, que a la hora de elegir vino en Jerez para brindar por vez primera, resulta más sencillo degustar un buen fino, que soportar un mejor oloroso.

El fino es fiesta.. y el oloroso es tierra...
El fino es frío.. y el oloroso es aire...
El fino es campo, y el oloroso.. roble...

Siempre es más duro el oloroso que el fino, y algo así es lo que sucede con la Esperanza, que es dura, y muy de dentro...

Pero por eso mismo, mi querido Obispo, como Dios es, evidentemente sabio, sucede que uno de esos días que andan perdidos por la memoria, uno siente de repente, cómo le brotan cosas nuevas en el corazón, y entonces.. y sin saber cómo, ya es capaz de saborear el oloroso, como es capaz de mirar de frente a la Esperanza.. y es entonces, cuando se tiene la certeza de que Jerez te ha adoptado.. y es entonces, cuando uno sabe que ya siempre, por siempre.. será un jerezano más.. como Dios lo es...

Ojalá don Juan, el oloroso de la Esperanza, aquel que creó el mismo Cristo cuando se acabó el costo en las Bodas de Canaá, le ayude a saborear si cabe un poco más, el aire de esta tierra que tanto le quiere.. le ayude a soñar, como soñamos todos por la Yedra, con un sol de oro... coronando de Amor a la Esperanza...

Nada más.
Así me despido, pidiéndole de antemano, perdón por la osadía.

Sinceramente suyo, un cofrade, con el alma por siempre, y para siempre, rendida a mi Virgen de la Esperanza, Estrella de la mañana...

(..a la que con la venia del teatro, me gustaría decirle...)

Tengo, esperanza, un rosario,
testamento de mi abuela,
cuyas cuentas encarnadas,
huelen a rosa y a fresa.

Y lo sabes, Esperanza,
mi arrullo de la Plazuela,
porque alguna vez fue tuyo,
en tu palio de canela.

Alguna vez lo llevaste
asomándolo a la cera,
con primor de vestidores,
y rezo de camareras.

Alguna vez fue contigo,
con todo mi amor a cuestas,
llevando una petición,
de nueve meses de espera.


Hoy, Señora de mi vida,
Patrona de mis esencias,
vengo a ofrecerte tres coplas
que huelen a vida nueva..

tres sorbitos de levante,
tres oraciones primeras,
y tres rondas por las viñas,
que circundan tus fronteras.

Hoy te entrego con mi voz
el candor de la azucena,
para darte siempre gracias,
por tus compañas inmensas,

y el Pregón quiere ser tuyo,
en tu mirada serena,
por aquellas mis angustias..
por ti vestidas de menta.


Quiero soñarte, Esperanza,
- matita de hierbabuena -
dejando atrás los rincones
de la noche de las penas,
pues sé que tu corazón
guarda nubes de tormenta...
aunque el verdor de tu manto
siempre venza a las tinieblas.

Por ti nació la mañana,
el día de Nochebuena,
cuando la luz de la historia
se hizo carne en Galilea...
y por ti la paz del campo,
renace, vive y despierta
cada vez que sale el sol...
tras una noche de estrellas...

Por eso eres, Señora,
relicario de prudencia,
la sonrisa de los niños,
y el geranio en la maceta.

Eres campana y sagrario,
eres penumbra y bodega,
eres guitarra y compás...
y eres viento en la veleta.

Eres el son de las olas,
eres ancla marinera,
eres timón de las almas,
y eres voto de obediencia.

Eres regreso al trabajo,
eres un día de fiesta,
Eres misa de difuntos,
y eres foto en las carteras.

Eres señora Esperanza,
olor a pan tras la reja,
y la paz de tus vecinos,
y las persianas de estera,
y la cuenta a fin de mes,
y los críos en la escuela ,
y los mayores que piden
poder llegar a Cuaresma...

Por eso es tuya, Esperanza,
Madre y celestial princesa,
la luz que cada mañana,
inunda las azoteas...

Por eso es tuya la luna
que diluye sus maneras,
cuando vienes de regreso
al abrigo de mi herencia.

Tuyo es un barrio rendido
al perfil de tu realeza,
y tuyo el llanto de Dios,
cuando estalla su Sentencia...
siempre tuyo el corazón
que parte en dos la Cruz Vieja,
cuando el sol del Viernes Santo
te corona como Reina.

Es siempre tuya, Esperanza,
esa imaginaria puerta
que divide en dos la vida,
de este Jerez de quimeras.

Porque la tarde es del Cristo,
la noche fue nazarena,
pero la mañana es tuya...
¡Esperanza de la Yedra!"

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