Un adorador nocturno. El Santísimo Sacramento del Altar es la presencia viva y real de Jesucristo el Señor entre nosotros, en cuerpo, sangre, alma y divinidad, que se nos quedó por amor.
Honor y gloria por los siglos de los siglos.
Ante él y al mentar su santo nombre, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo... y toda lengua proclame 'Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre'.
En su honor, y como describe el Salmo 150:
"Alabad al Señor, glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma:
· Alabadlo tocando trompetas.
· Alabadlo con arpas y cítaras.
· Alabadlo con tambores y danzas.
· Alabadlo con platillos sonoros.
· Alabadlo con platillos vibrantes.
Y todo ser que alienta, alabe al Señor".
viernes, 25 de junio de 2010
Alabad al Señor
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