José Cretario. Esto de opinar sobre cuestiones musicales de la Semana Santa no deja de tener su nivel de riesgo. Es menos peligroso expresar pareceres sobre la seguridad nacional que sobre aquello que tiene que ver con el mundo de las bandas, sobre todo las de cornetas o las agrupaciones. A lo mejor tiene que ver con la pasión que se le echa al tema, sin embargo, y pese a los riesgos, tras esta Semana Santa en concreto sí parece conveniente insistir en el asunto porque de ello se habla en hermandades, corrillos, tertulias y estados mayores. Lean si no los artículos de Esteban Romera en Pasión en Sevilla y de Roberto Villarrica y Emilio Balbuena en el Boletín de las Cofradías. Vamos a ver; lo que ha ocurrido este año no es nada nuevo sino el resultado de la evolución que ha experimentado la música cofradiera por los terrenos de la mala calidad de las composiciones o lo poco apropiadas que son para que suenen tras un paso. Dos marchas en concreto: «El refugio de una Madre», que interpreta la Banda de la Presentación, y «Al Nazareno de Triana» nos sirven de ejemplo. La primera de ellas puede servir para cualquier cosa: una película de Drácula o un desfile de moros y cristianos; la segunda, dificilísima de entender por no decir incomprensible, le vendría mejor que bien a Nacho Duato para una de sus creaciones de danza contemporánea. «El Refugio de una Madre» se inscribe dentro de ese estilo flamenquito y facilón que muchos asemejan a la música de Andy y Lucas, distinta a otras marchas de corte racial que están bien construidas; la segunda parece fruto de creer que con la corneta —instrumento básico donde los haya— se puede tocar hasta la Novena de Beethoven. En los últimos años, las marchas del estilo Andy y Lucas han aparecido como hongos. Los compositores la crean, se la dedican a una hermandad, la hermandad hincha el pecho y sin tener en cuenta la calidad y al ver cómo la gente aplaude a rabiar se permite que se interprete una y otra vez cuando mejor le hubiera venido darle un pescao frito al creador y dejar que el archivero se encargara del resto. Por falta de cultura musical o por la falta de responsabilidad de las hermandades —no todas— la banda sonora de la Semana Santa de Sevilla está virando hacia ese estilo flamenco-chirigotero que —y ahí está el problema— ya hace furor en varias generaciones. Porque este tipo de marchas que le parece un espanto a un sector a otro —el más joven— ya les entusiasma. Este año, frente a repertorios cuidadísimos de las Bandas de Música, algunas cornetas y tambores están llegando al límite del precipicio. Andy y Lucas no la van a salvar. Solo puede hacerlo el sentido común de unas cofradías que en nuestros días, dejan que su estación de penitencia se convierta en un desfile a ritmo de batucada.
(Publicado el 09/05/2010 en ABC de Sevilla)
jueves, 13 de mayo de 2010
El estilo Andy y Lucas
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