Beltrán Castell. Exitosa, maravillosa y admirable, se mire por donde se mire, fue la procesión extraordinaria que la Hermandad de la Soledad celebró ayer sábado con motivo del cincuentenario de la confección de la talla del Señor del Sagrado Descendimiento. Y digo exitosa porque cuando las cosas se hacen como Dios manda, el resultado es palpable a simple vista. Tanto el altar montado en la Catedral para el Solemne Triduo, pasando por el Pontifical, la seriedad y el orden del cortejo de hermanos tanto en el traslado de ida como en la procesión de regreso, la invitación realizada a las diversas corporaciones nazarenas de nuestra ciudad para tomar parte de este día histórico para los cofrades de la Por-vera, el acierto del acompañamiento musical de la Banda del Cristo de la Caridad y el magnífico trabajo de los costaleros, de su capataz Jesús Sánchez Lineros y de sus auxiliares, han hecho que todo saliera a pedir de boca. Y si además, el tiempo acompañó y el público respondió en masa, por cierto, un público exquisito durante todo el recorrido, pues es evidente de que todo lo vivido ayer fue un rotundo éxito. Quedará para el recuerdo la recogida del Señor del Descendimiento, con toda la calle a oscuras y con un haz de luz como única iluminación, recordándonos aquellas estampas de hace casi medio siglo.
Enhorabuena a los hermanos y cofrades de la Victoria, a su Hermano Mayor Álvaro de la Calle y a su Junta de Gobierno.
domingo, 8 de noviembre de 2009
Chapó!
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